Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

lunes, 21 de junio de 2010

El hombre y la Tierra

Telégrafo: “Pon la 2, están poniendo la sintonía de “el hombre y la tierra”. Madame d’Azur me lo comunicaba. Pero en primer lugar, sentía una gran pereza por hacer circular la electricidad por ese appareil y en segundo lugar, ni sabía a lo que se refería.

Sin embargo, toda una serie de conexiones sinápticas…

Muchas luces, mucha emulsión de tabaco en aire. La visión vibra a altas horas de la noche con vidrio cóncavo en la mano. Los oídos tocan diferentes modos musicales que terminan en una fusión orgiástica y sucia con el ruido humano. Risas vaporosas pero contundentes… Hasta que ves la escena de forma clara y distinta.

La música se para y parece que va a sonar esta otra  (la sintonía). Mirada de águila salida de su órbita. Inspección letal y el estereo-olfato alterado por las hormonas. pum purum-purum pum purum-purum. Iluminación focal y estratagema genital… voilà. Movimientos galopantes de mil caballos se precipitan en la explosión de la voluntad alienada por la bioquímica sexual. Cuellos, boca, marfil.

Todo vuelve a la normalidad en cuestión de segundos. Nadie, casi ni ellos lo recuerdan. Muchas luces, mucha emulsión de tabaco en aire…

El ambiente se vuelve a recargar a la espera de otra batida de alas, de una serpiente coral, de panteras en latex, o de una avalancha de velocirraptores sobre la señora…

[1 h later]

Acabo de encontrarme con D’Azur, y me ha recordado cómo le hacíamos la banda sonora a una pareja en la calle, una de esas noches a la vuelta a casa.

¡Cuantísimo daño hizo Félix Rodríguez de la Fuente, estos documentales… y esta sintonía tan descriptiva!

lunes, 14 de junio de 2010

Euterpe y el europop: “Body Talk, Pt. 1” de Robyn

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Tras habernos dado, diferentes píldoras de diferentes sabores de la primera parte de la audaz trilogía, por fin esta se materializa en un “Body Talk, Pt. 1”.

Supongo, que Robyn también está oliendo lo poco que le queda y lo mucho a manido que huele la industria musical. Como en el resto de lo que nos rodea, no todo es el producto, también lo es su presentación… aunque esto son otras historias.

Aunque un impersonal ritmo a base de un “my drinking’s killing me” es lo que da comienzo al álbum, que luego explota en un tecno bastante oscuro; Robyn sigue moviéndose en la dirección que proclamó en su celebrado “Robyn”.

Esta no es otra que la de un pop en su esencia, melódico, emotivo, rozando lo inocente, con instrumentación burbujeante y electrónica.

Sin embargo, tampoco es un estancamiento ya que como acabo de mencionar, la oscuridad también tiene un por qué en el disco como señal de protesta acorde con la letra. Ese “dont fucking tell me what to do” al que hacía antes referencia retrata el cansancio del Body y sobre todo mental que se tiene ante nuestra hiper-rítmica e hiperexigente sociedad. Sociedad que se basa en lo repetitivo, lo monótono hasta el desgaste… sólo hasta como bien dice Robyn, se está hasta el coño y “no me digas qué tengo que hacer”.

“None of dem” es la otra clave (de fa) de colores oscuros, también por otro lado, con reminiscencias a la música de club de texturas minimalistas por momentos, de texturas densas por otros. Una reflexión enfadada sobre la deshumanización de la sociedad y la poca complaciencia que da la mediocridad. El sonido, no podía ser más Röyksopp, que pese a su aparente gravedad (de peso) formal, la hace fácil de digerir.

Por supuesto la balada acústica de rigor no podría faltar. En vista de su parecido en título con “Handle me”, “Hung with me” no es si no la antítesis. Comparación gratuita, ¿y?

Sin embargo, vemos a una Robyn clásica en el hit “Dancing on my own”, donde observamos su máxima emotividad musical acorde con el (melo)dramatismo de la letra. Aunque, ¿quién no ha sufrido esa historia alguna vez?

“Fembot” en cambio, es electrizantemente poppy en el sentido de el uso de una letra muy ligera, (falsamente) intrascendente. En el sentido de un sonido claro y super bailable. Sobredosis de armonía edulcorante (que de vez en cuando nos hace falta), melodía biónica y un taquicárdico BPM.

No es la primera vez que Robyn hace referencia clara a los robots o a lo bionico (The girl and the robot, bionic woman), y la presente canción no deja de ser un reflejo de esta sociedad desde un prisma más tecno-romántico que neobarroco.

Sin embargo, lo que más llama la atención es la aportación de Diplo. “¿Diplo y Robyn?” Es la pregunta que te asalta a la CPU cuando de inmediato tienes el cable “Diplo->M.I.A”. Pues la aportación es algo que parece estar por ponerse ¿de moda?, la revisitación jamaicana (véase “bionic” de la Aguilera). “Dancehall Queen” tiene reminiscencias “reggea” aunque redimensionada con bastante buen gusto a los cánones del europop de los que Robyn hace gala.

En definitiva, sonidos evolucionados de forma lineal sin pérdida de su base. El estilo y sonoridad sigue siendo el de ella misma como valiente respuesta a la omnipresente ataque del electropop más agresivo, sucio y metálico.

El disco parece partir desde una perspectiva individual-personal, con tintes de soledad… Debería quizás llamarse “personal talk, Pt. 1”. Quizás no, al fin y al cabo las letras hacen más bien referencias físicas.

8,4

domingo, 13 de junio de 2010

Melpómene en Fácyl

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Muchos la describen con un puñal, otros con una máscara e incluso hay representaciones en las que sus manos sostienen una maza. La maza de un arte severo, riguroso y de difíciles caminos.

Esta semana, gracias a Fácyl ver teatro ha sido un poquito más fácil. Tsunami de artes en general, pero en concreto he querido aplicarme más a las olas teatrales haciendo malabarismos en mi agenda. Es más, para los que no cenamos a los horarios del resto del mundo, o a los de Sánchez Dragó; ir al teatro a las 8, a ver una obra de más de 2 horas…es un poco complicado.

Con máscara o sin ella, Melpómene se intenta mostrar desnuda. A veces mostrándonos el patetismo de una sociedad mediocre, de los mártires del capitalismo o sencillamente, la caja de pandora que es el propio ser humano. Claro que, algunas expresiones del cuerpo, están más deidizadas que otras.

 

Baal

La compañía Ro Theater dirigida por Alize Zandwijk propuso un Baal totalmente visceral, que viene del color, del dolor, del faaaaaaaaaango. El escenario a pesar de lo sencillo, se retorcía en modos neobarrocos. Color, deconstruvismo, falsa inconexión decorativa incluso desnudez al mostrar los “camerinos” de los actores en ciertos resquicios.

Los actores sobresalían, intensos, intestinales, desgarrantes, no podían estar mejor dirigidos y amalgamados con la escenografía. La fusión con la evolución era cada vez más sucia y decadente de la obra y del antihéroe Baal.

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Un todo perfectamente armonizado. 8,5

 

Die Heilige Johanna der Schlachthöfe

Si la anterior obra tenía aparentemente tintes más personales… esta es de tinción totalmente social con una potente crítica al capitalismo con referencias a crisis y que te revuelve un poco el estómago según el momento que vivimos.

Si además la anterior era colorista y pasional… Johanna se rodea de un escenario totalmente gélido, cortante, metálico. Por supuesto, muy acorde con el contenido del texto.

El director (Tilmann Köhler) de la compañía Staatsschauspiel Dresden también incluyó un momento de pseudo-interacción con el público y un poco de rock en clave de guitarras. No faltó por otra parte, un problema técnico en cuanto a escenografía, que tuvo que detener la actuación. A su favor, hay que decir, que ha sido totalmente eliminada de nuestra memoria. Quiero decir con esto, que la obra cubrió con creces este fallo debido al azar.

La obra se hacía bastante más llevadera, intelectualmente hablando, en comparación con la primera de Brecht. No por ello, el final no dejaba de ser bastante incómodo en cuanto al mensaje.

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Sin embargo, la actuación aunque bastante buena, no fue taaaaaaaaan estelar como en Baal, incluso una actriz secundaria, tenía mucha más carisma que la protagonista. 8,2

 

Dogville

Y he aquí la incursión española del teatro en el festival. Nina Reglero dirige la compañia Rayuela Producciones Teatrales, con el ¿tutelaje? de Calixto Bieito. Una adaptación bastante arriesgada de Dogville. No estuvo mal… pero ya sabemos todos lo que pasa con las adaptaciones y sobre todo, con las adaptaciones de cuyos originales eres fans, así en plural…

En un espacio muy limitado, la puesta en escena se presenta neobarroca hasta rozar lo punk. Máscaras de dogs, guitarras y ritmo… blue-sero. Cadenas, muchas cadenas y mucho movimiento. Gran artificio y genial idea. Evolución visual acorde con la de la obra… hacia la suciedad del ser humano.

No sólo el espacio teatral se ornamentaliza y redimensiona. La actuación también se lleva a cabo desde otras perspectivas, ya la actriz principal lo advertía en la rueda de prensa. Esta Grace es más segura de sí misma, más fuerte. Si además, el ritmo de la obra es bastante acelerado la debilidad y la desnudez del personaje se emborrona bastante. problema de… ¿dirección?

Otra de las grandes carencias es la falta de los grandes momentos catárticos del guión. ¿Dónde está el desgarro de la escena de las figurillas? ¿Y el impacto del punto final?

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Pudo haber estado mucho mejor, apuntaba muy buenas maneras.

5,6

sábado, 12 de junio de 2010

Euterpe en Fácyl: The Go Team!

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Buenas y malas costumbres, en este caso malas continúan siguiéndose. Llegamos de nuevo tarde al concierto de The Go Team! ¿Perdíme quizás el Huddle Formation? No quiero pensarlo. Bueno, Madame D’Azur no para de decirme que llegamos a lo justo. Frunzo el ceño.

Precipitámonos cual lluvia se precipitaba sobre nuestras cabezas cubiertas con el pañuelo en busca de un paraplú que pudiera salvaguardar a nuestra querida Madame D’Azur y algo que comer, para mantener una buena actividad bioquímica. Porque no había cenado. No tiene aún los horarios de Sánchez Dragó, o los del resto del mundo civilizado.

Y precipitámonos hacia la Plaza tras la captura de mi paraguas.

Ninja ya estaba energizando a los asistentes. Melena Afro(disíaca), shorts setenteros, apoteosis de bailes inspirados en cheer groups y sólo faltaba la macro-radio del Hung up. Todo 70’s. Se agradece un poquito el abandono de los 80’s y la inminente inundación 90’s (si es que por volver, ya han vuelto hasta Samantha Fox y Sabrina…)

Los labios se separaron para describir una “O”. No, no eran los de Ninja, eran los míos que no se contenían de asombro al ver tal derroche energético y talentoso de los componentes.

Pluriculturalidad, poliinstrumentalismo, interacción soy-la-vocalista-pero-también-toco-la-batería-cuando-lo-vivo.

La interacción no se quedó ahí y Ninja se preocupó de que el público, al cual agradeció repetidas veces la asistencia a pesar de la lluvia, se involucrara más activamente con el “recital”.

Primero nos dividió en ladies y fellas para hacerle los coros de “Grip like a Vice”. Más tarde, tras darse cuenta e incluso preguntárnoslo directamente, de que el inglés no era lo nuestro (otro Madonna’s moment en Sevilla) se explicó mejor y nos enseñó un trocito de letra: “Do it, do it, all right” para la antanomásica* canción.

No puedo parar de ser fans, así en plural de esta mujer: no paró de bailar, de vivirlo, de transmitir muy buena energía, de sumergirnos en los 70’s, de hacer a todo el mundo saltar… Bueno que de hecho, ¡también hizo que ensayáramos el jumping! Derroche carismático.

Como embajadora oficial, nos puso de manifiesto que iban a tocar algo nuevo del upcoming album, supuestamente en exclusiva y también nos informaba que un miembro del grupo… no estaba pues estaba muy enfermo. Ausencia que en absoluto se notó.

Por supuesto, no podía faltar el momento “todo lo peor” se nos pega y cual aparición espectral o desaparición del geriátrico los fantasmas del alcoholismo embebido en repugnancia pululaba por los alrededores.

Y bueno, ya de forma más positiva, destaquemos pues la fans, en plural, que se dedicaba a hacer playback de su ¿Chi Fukami Taylor? a la par que sus propias fans, la grababan haciéndolo.

Ni Madonna, ni la Gaga, ni ninguna de estas han conseguido esto, tuvieron que venir The Go Team! a conseguirlo.

En fin, yo no daba crédito (de libre elección) ante todo el zurro-alismo allí concentrado: no sabía como Ninja no se asfixiaba entre sus bailes y cantes, que el sonido era estupendo, fiel a los CD’s y a la vez quíntuplemente energizante.

Pero… ¿me perdí Huddle Formation?

8,4

miércoles, 9 de junio de 2010

Fonometraje: “Alejandro” de Lady Gaga

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Ya Casandra lo dijo, y ninguno le hicisteis caso: ya sólo faltaba que Miss Gaga colaborara con Klein, o más bien lo contrario, para que el neobarroquismo se eleve a la enésima potencia.

Con esto, también voy confluyendo en la idea de que Lady G. es más audiovisual que una artista visual. Y sí, he de reconocer que sus méritos van confluyendo de forma cada vez más evidente al mundo del arte, concretamente yo la enmarcaría en la de la performance; ya que musicalmente… no me dice demasiado.

En cualquier caso, sabia elección en cuanto a dirección para su nuevo vídeo, “Alejandro”.

Klein no decepciona, y plasma (cual citosol) su estética en el vídeo, de nada más y nada menos que 8 minutos. Tendencia al corto por parte de Gaga, aunque ya de ante mano, manifiesto que esta ráfaga de imágenes es más de índole estético que narrativo, que tampoco se descuida. Sin embargo, la proporción es menor que en los vídeos anteriores.

La fotonarrativa dinámica se abre en tonos muy de los óleos de Klein: azules, negro y blancos. Frialdad metálica militarizada en contraste con la carnalidad de unos labios rojos. Tan carnales que son evocadores de fluidos hemapoyéticos.

Comitiva real en pigméntos de cuervo retratan el desfile de una marcha fúnebre, de nuevo en oposición con el visceral corazón que porta la viuda, mientras imágenes evocativas a lo Pierre&Gilles (más oscuros) de ¿Alejandro? se proyectan en el alma atormentada de Gaga.

Desde ese momento, flor de luto barroco, el más intestinalmente andaluz con lágrimas de mantilla, la señora de Gaga será arrastrada por los ríos de la frialdad, la deshumanización y la frigidez.

Steven videografía de nuevo una escena muy de su imaginería: la del poder. Queen latex Gaga ahora es la poseedora de los tronos militares. Resembla una Dama de Hierro. Fuma el placer y tranquilidad del poder observando su séquito, que no es sino recuerdo de Alejandro. Los observa, aunque se disuelva mirando y sólo vea el vacío.

La reina alienada esconde su pesadez entre monóculos y su única muestra de vitalidad se reducen al carmín de las sanguijuelas.

Espacios de horizontes olvidados, de horizontalidad opresiva.

La pérdida es devastadora aunque no se quiera sangrar de forma explícita y la corriente de frialdad, alienación y trombosis de dolor retiran a Lady Gaga al convento. Huida ineficaz a la sombra negra, azul y metalizada de Alejandro. Rechazo que produce cien partos de frigidez. Suplicas, ruegos y rezos hasta la humillación  con cánticos: “don’t call my name, don’t call my name… Alejandro”.

Precipitación en una arritmia por la engullida del Rosario, como intento desesperado del olvido.

Klein desatiende a Santa Teresa rezadora y recupera la imaginería Madonnnia; incluso la que él mismo creó para una diosa de los transterrenales orientes. Gaga se contorsiona en las vísceras de la cama de “The Beast Within” como transpiración de la fuerza de la carne y del deseo.

Las imágenes son medievalistas, de razgos muy germánicos, de frescos,  que sólo favorecen a la novicia. Dudas y evocaciones militares también nos traen los caballos de sus cabellos.

La caballería hipersexual se inspira en un Rafa Méndez, en su embajada más clásica: ropa interior y tacones. Látigos.

Caballería que casi aplasta entre miles de lomos, vientres y cascos la fragilidad de la religiosa dada su pasividad.

La imagen de la sacudida del foso instintivo revierte cruces y acarician niveles sexuales de retinol grotesco.

MIra atrás, y los ojos alcanzaron los 90: el blanco y negro, la campana y pantalones de tiro alto. La grabación en flashes ralentizados de luz e incluso la coreografía tienen la reinvención de Madonna. Identificaciones coreográficas vogue-ianas y unos conos neobarroquizados al futurismo más militar.

Tras una arquitectura coreográfica con tácticas de sitiar a la que debe rendirse y vomitar las vísceras de la represión, el vídeoclip se remodela en un vídeo típico  para la proyección durante un concierto.

Sucesión de imágenes superpuestas de… ¿guerra? ¿odio? Y una meditación al micro sobre si esto ha desembocado en los fuegos internos que la lanzan a la hoguera. En aquellos fuegos viscosos y putrefactos por los intentos post-traumáticos del forzar una impasividad, una deshumanización e insensibilidad epitelial velada en religiosidad.

Finalmente Gaga desboca ante una inminente devoración de la vorágine viril (de pasajes muy a lo Human Nature) y saca a la Beast within.  Por fin ha sangrado, ha abortado, ha superado la muerte de Alejandro.

O no… la imagen final, resembla a una gran autoridad consumida, quizás en ella misma. Una muerte extática y quizás también histérica, en los tonos más etimológicos. Una muerte custodiada, una custodia por alguna clase de ángel de la guardia… ¿Alejandro?

En cuanto a Klein, en particular, se le puede felicitar por ser fiel a sí mismo y mostrar derroches estéticos en la línea de sus trabajos fotográficos: poder, humo, dualismo muerte/erotismo, pequeñas reminiscencias místicas y una fotografía bastante (estática) fríamente observadora, pero que rezuma mensaje. Colores densos, viscosos, oscuros y opresivos .

Las delicias visuales tienen punto álgido cuando la imagen se relaciona más con la fotografía como soporte estático, que como vídeo como contraposición dinámica.

Por eso, puede parecer que ciertas coreografías y movimientos de cámara sean extraños a Klein… pero es totalmente necesario. Es un vídeo y además musical. El ritmo debe hacer acto de presencia.

Gaga, por su parte, audaz y clarividente se ha reído de las comparaciones con la Reina, incluso ha utilizado a uno de sus cercanos, en el sentido artístico (S. Klein) . Como diría la Marquesa de Merteuil… “¿Quieres guerra? ¡Pues guerra!”

8,4

 

Y parece que la canción favorita de Gaga es aquella de los tintes más 90-eros.

Musicalmente hablando, la electrónica melódica y suave es bastante seductora, sobre todo con las escuchas. Porque lo cierto es que si el tinte es noventero, el peine es retro-kisch. Tanto como las reminiscencias latinas de las canciones pro-veraniegas de las que se perfuma. Reminiscencias que no se quedan en que la mTV la declare canción del verano, que en el estribillo y en casi toda la composición no paren de repetirse nombres latinos…, sino que también se distinguen en la intro a modo de melodrama violonado a lo telenovela. Reinvención in extremis.

Además, vuelvo a hacer referencia a lo anterior, al vídeo: Si pensamos detenidamente, la idea de culebrón lo ha llevado, lo ha remodelado en él.

Aquí podríamos citar el tantísimo daño que ha hecho la re-invención como estrategema por parte de Madonna. De todas formas, esto es falaz. Que el resto del mundo se-reinvente o reinvente, no quiere decir que la inspiración sea Madonniana. No.

Aprovecho por otra parte para recomendar con creces el remix de The Sound of Arrows, también muy melo-melancólico. Pero aquí, hay un punto sobre el que me debo prounciar. ¿En este remix, también se hacen referencias a la Virgen Madonna? ¿No entran ganas de cantar “ladies with an attitude // fellas that were in the mood” en algunos fragmentos del mix?

En cualquier caso, el toque petardo (musical) con buena elaboración y con una clara intencionalidad, es lo que Miss Gaga pretendía. No le ha quedado mal. Menos mal y bastante bien le ha quedado el vídeo, menos petardo y mucho más serio.

Canción: 6,8

martes, 8 de junio de 2010

Fantástico vídeo. Muy neobarroco y muy Steven Klein… En breve: crítica

domingo, 6 de junio de 2010

Euterpe en Fácyl: Pájaro Sunrise y The Ruby Suns

  The Ruby Suns

La tónica Schweppes (o Nordic Mist, que tiene un diseño mejor), no cambia de sabor de una semana para otra. Y mi tónica, tampoco iba a ser menos: como la semana pasada, tarde llego al patio del rano. Y Madame D’Azur tampoco cambió de bebida… me recogió tarde.

De todas formas, si con Boat Beam lo lamenté, este no fue el caso:

Pájaro Sunrise, con ese nombre tan graciosillo que tiene… no se puede extrapolar a su música. Es más, era más bien de facciones clásicas con tintes de… ¿folk americano?

Por la poca asistencia y por las composiciones expuestas, el concierto se enmarcaba en aspectos intimistas. Además, de cantar/tocar bien, el Pájaro parecía bastante simpático contándonos sus micro-reflexiones entre sus temas. Temas que parecía cantar sin mucho interés o con mucho cansancio. Sí, con ese cansancio que te produce el saber que no te están tomando demasiado en serio.

De toutes façons… no me emocionó nada. Tenía potencial pero me pareció bastante más de lo mismo. 5,5

 

Cual velociraptores debimos incorporarnos del suelo tal y como lo hicimos cuando las CocoRosie la semana pasada. Claro que la Fauna de Jurasic Park cambió un poco: el rango de edad era amplio y más proporcionado que la semana pasada y las M&M’s (modernas de mierda, que diría Madame D’Azur) no hicieron acto de mushrooming. Un poco extraño… teniendo en cuenta que las CocoRosie son mucho más mainstream que The Ruby Suns, y el criterio de movilización de las M&M en general, es inversamente proporcional a lo conocido que sea un grupo…

Reflexiones aparte.

No puedo por otra parte, mencionar lo bien que me trató el programmer del grupo. ¡Por fin por mi casta! No puede ser de otro modo, si justo cuando decoraban sus instrumentos con florecillas y bulbos eléctricos policromofotónicos, el mencionado dedicábase a pinchar Fembot/Dancing on my own de Robyn. Cual impulso nervioso, post-enlace sináptico fui a decirle cuán fantabuloso me parecía que pusiera eso… pero claro justo ahí me di cuenta que era uno de los del grupo y que estaba super concentrado…

En fin, que H&M ha hecho mucho daño y los chicos aparecieron muy ochenteros tras los instrumentos. De hecho, uno de ellos era muy Pop Bar del Razzmatazz, ¿no, d’Azur? Y voilà… Bailes muy ochenta, canciones muy rítmicas (el toque Vampire Weekend), muy de bases sintéticas también, tropicales (toque El Guincho), y muy de la nueva psicodelia de los Animal Collective. El sonido vocal estaba bastant disuelto entre la música… aunque según se ve, me da que era más que a posta. Con esto no quiero decir, que el chico cantara mal… todo lo contrario.

La interacción con el público (¿y con el púbico más tarde…?) no faltó. Aunque hubo también el momento “Madonna en Sevilla”… Quiero decir, que los españoles no nos enterabamos de nada. De hecho, según nuestra pro-traductora d’Azur dijo en una ocasión que “mejor no gastar más saliva” intentando comunicarse con el público.

Y el público también interaccionó… de hecho unos pro-talifans de El Guincho, no paraban de pedirle “Palmitos Park” a voz de grito y/o pseudo-cutre-pancartas (eran míseros folios escritos con bolígrafo…). No pudo parecerme sino de mal gusto… y de hecho, percibí un cambio en la expresión del cantante. Madame d’Azur decía que para bien… yo que para mal. Lo desconocemos, pero en cualquier caso, me parecio fuera de sitio.

No estuvieron nada mal… muy influenciados… pero nada, nada mal. 7

Después… no podía ser de otro modo, nos los encontramos en el Pany, que incluso sacó la artillería más electrónica que tienen, que no es mucha en vista de los anfitriones… en fin, aprovecho esto para decir que jo crec en el poder de la actualizació de los bares…

Y ante esto, me quedo con la duda de su opinión de aquel nuestro bar habitual… tan de personalidad propia.

jueves, 3 de junio de 2010

Fonometraje: “All the Lovers” de Kylie Minogue

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Magna decepción pude llevarme cuando los míos ojos clariveían tan buena idea para tales imágenes bailando por “regalo” de Cronos. Y digo magna y digo decepción a causa de que aparente ser dirigido por la batuta de Penía.

Ideas que queriendo ser blancas y frescas se esbozan con velos grisáceos y desaturantes de pureza ante las pupilas. Ideas que se dibujan con torpeza que en consecuencia se esculpe en pretensión. Ideas que no se pintan de azul y blanco.

Los movimiento son torpes y la armonía de los cuerpos enlazados se rompe. Sánex los bailaría con más ligereza.

La desaturación pudo ser un buen pincel, pero no bajo la orbe del gris que ensucia la concepción y los símbolos. Los símbolos se ensucian y algunos incluso están fuera de lugar, rozando lo estridente. ¿Qué clase de Elefante de aspectos de peluche es ese? ¿Y la colomb? Y no hablo del momento ombra y oscuridad que desvirtúan aún más las intenciones.

Médem hubiera jugado muchísimo mejor con la luz (véase “Lucía y el Sexo”)

Hermes quiere portar el mensaje de Afrodita, de armonía, belleza y paz. Pero la caligrafía de Joseph Khan, director de la obra visual, no es nada excelente. Caligrafía que ha borrado su propio intento de modelar erotismo, quedándose en tinta de indiferencia.

Y puesto que Euterpe no nos ha regalado su opinión… he aquí la mía propia. Juicios, prejuicios y postjuicios, si queréis, de lo que veo en esta canción desde las perspectivas auditivas.

Extrañamente, tras el asedio hiperafilado del electropop de tinturas más funkies por fin los pulmones podemos relajar y respirar tranquilos tal y como Minogue nos invita. Por fin, una pausa fresca, veraniega, vespertina y de olor a Vernel entre tanto agresopop internacional.

El bordado musical ha quedado de tipo muselina: ligera, casi transparente, al mismo tiempo que níveo. Hilos idóneos para la futura epifanía de lo que será Afrodita (Aphrodite), su venidero elepé. Túnica de adecuada elección para la presentación. Tiene la suavidad vocal de Kylie, el perfume corpóreo del pop sin pretensiones y respiros naïf.

Ante esta circunstancia, no puedo sino dudar si se tratará de Afrodita o Atenea aliada con Euterpe. Un soplo de inteligencia en las estratagemas electropópicas para la evasión de la Esparta internacional. De ese locus de metales fríos, ruidosos y sobreproducidos con ansiógena hiperritmia.

Fruto  absolutamente carnoso en melodía con sonidos metaolímpicos y artificialmente globulares. Sonidos muy de la constelación de Kish Mauve estudiados también, bajo el telescopio de Stuart Price.