Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

martes, 28 de abril de 2009

¡Enfócame! Los Abrazos rotos

los abrazos rotos

Después de deleitarme la pasada noche viendo el Cine,y haberme quedado deleitosamente abrazado a mi cama esta mañana me predispongo al deleite de comentaros sobre el momento ¡Enfócame! de los Abrazos Rotos.

 

En primerísimo plano, no tengo sino palabras de elogio cual Penélope a Almodóvar, o Almodóvar a Penélope en Versión Española, justo antes del estreno de la misma; hacia ambos. Y digo que no tengo sino palabras de elogio, porque me parece de lo mejor de Almodóvar, al menos de las que he visto, y reconozco que no son demasiadas. Quizás el punto de diferencia definitivo es el tema, el homenaje al Cine; aunque también cabría citar un pequeño homenaje a Warhol y al Pop en general.

Homenaje al cine desde lo más general e intrínseco como los actores, directores, productores y demás (parafraseando a Mecano), la tragedia o la comedia, etc. como a la pomposidad de los mitos, y de los mitos pop tales como Audrey Hepburn, Marylin, "el empujón de la escalera", etc. Ya desde el principio, es el nexo común y aglutinante de todos los personajes de la película, que se muestra incluso por encima de los enlaces (de hidrógeno) personales. Pero a la vez, es personaje pasivo y fatal del filme. Todo de una forma tan sutil que lo hacen creible y delicioso, como el Cine.

Sin embargo, pese a la omnipresencia del cine en toda la película, esencia obvia pero etérea de la película, los abrazos personales cobran cada vez más magnificencia, peso y cuerpo a lo largo de la misma, dejando al Cine como base aglutinante. Su rotura, continua o abrupta, la gran carga emotiva tensoactiva de la misma. Pero pese al gran dramatismo, a la tragedia, el Cine cobra muchas caras y también se burla de este género, casi de forma cínica. Momentos cómicos con escenas de la concejala de asuntos sociales (véase "La Concejala Antropófaga"). Se ríe de sí mismo, como en el momento de las escaleras con Rosi de Palma. Pero cambio de máscara y... momentos dramáticos como el abrazo en la playa o el descubrimiento de la verdadera identidad, momentos de intriga ¿una posible muerte?, momentos de ironía de un ciego a través de la mirilla... Y momentos catárticos y de inflexión como la confesión "¡Enfócame!" de la protagonista. Instante genial de la película y de cambio profundo en el ritmo, que quizás decaiga demasiado a partir de aquí.

Pese a todo, genial guión, la dirección y una fotografía perfecta. Perfecta en momentos armónicos basados en simetrías, en armonías de colores apacibles... como en momentos explosivos con base contraopositoria de colores sangrantes, con juegos de cámaras o con la decoración de la escenografía.

Los actores, por supuesto a la altura del Gran Cine, destacando a Penélope Cruz, cada vez más madura, y a Blanca Portillo. Pero el Gran Cine, no puede prescindir de su voluptuosidad y requiere de más participación aunque sea fugaz de otros imanes fotográmicos: Rosi de Palma, Lola Dueñas, Najwa Nimri, Chus Lampreave, e incluso se permita el lujo de invitar a lo más superfluo: el cantante de El Canto del Loco.

 

Película de síntesis, de cine, pop por antonomasia,  de condensación, de emociones, de géneros. Genial, genial excepto por quizás, la pizca de más en cuanto a la lentitud del desenlace. 9

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