Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cibeles y su armario Ego-latra: Esther Lebrato

Ante lo monótono y aburrido de Cibeles, siempre está bien lanzarnos a las apuestas egocéntricas del Ego. De ahí, rescato y más por trabajos ¿anteriores? que presentes a Esther Lobrato. Claro que sus prendas de esta temporada no están nada mal. Además, hay que aplaudir que sólo se dedique al hombre. ¿Quién se atreve hoy día a hacer eso?

Y puesto que todos llevamos una vida perra, o nos gusta llevarla aquí tenemos toda una declaración perruna. ¿Estampados? ¿Vols una tassa? ¡Dons tassa i midja! Eso sí, con el buen gusto de la ilustración típica de cuentos que están justo al lado de antiguas muñecas de porcelana. Unos diseños de los estampados en clave melancólicamente anglosajona pero endulzado con la languidez del rosa muffin.

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La colección se basa en la sobrecarga y abuso del estampado, línea argumental de la colección. Así, encontramos prendas en general de corte distendido, lánguido, con cierto volumen. Sin embargo, entre tanta capa de perros, cabe mencionar ciertos detalles de ciertas prendas, como camisas que son camisetas, que son capas, que tienen cuatro mangas! Cierto surrealismo naïf, sí.

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Prendas en general ponibles, perfectas para todo poppy de actitudes melancólicas.

También hay que reseñar la continuidad de la diseñadora, pues el sombrero parece ser uno de sus complementos fetiche, redimensionados con ciertos detalles escultóricos a los que además ha incorporado un antifaz.

Sin embargo, de lo que no puedo dejar de caer enamorado es de esto otro que encontré en una página que cibeles reseñaba en cuanto a la deseñadora:

Es una más luminosa apuesta. Esther Lebrato presenta a un hombre que podría retratar perfectamente al hombre modernista. Tejidos orgánicos insuflados de ora blanco deslumbrantes, ora rotos y corrompidos pero igual de atractivos. Teorema demostrado de que no necesariamente hacen falta grandes artificios para hacer algo realmente bueno. Sencillo algodón que seduce con sus ornamentos naturales aportando cómodo y complaciente placer visual. esther lebrato1594781269383361

Toda una declaración anti-(soy-bohemio-de-jersey-de-mi-bisabuela), del romanticismo de colores automnales y un aplauso al urbanita, al burguesía intelectual y casi a la época rosa de Picasso. ¿O es que no os recuerda esta imagen al “Muchacho con Pipa”? O incluso a Klimt con su túnica.

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Es de también favorecer el fomento que tiene Esther hacia el sombre, indumentaria de uso obligado por cualquier dandy. Complemento al que además dota de cierta personalidad frágil con ciertos detalles escultóricos a lo locus amoenus o incluso alegóricos a lo epifanía.1594781269383210

Nótese además, que ya se entrevé los estampados caninos que confluyen a la actual colección.

Con todo esto, tenemos una colección aparentemente sencilla y muy fiel en cuanto a concepto, que se agranda en voluptuosidad cuando los volúmenes toman aire.

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Así, me declaro fans, en plural y pluricultural de Esther, y en particular y especialmente de esta colección. Ojalá nos complazca con una web personal o incluso con algún punto de venta.

Aplaudan! He dicho.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Photossesion: Café… ¡a toda costa!

Es apuntar maneras a convertirse en una tradición de las últimas tardes de verano (recordad la del pasado agosto), lo que están haciendo nuestras particulares photoessions. Y como en toda tradición o intento de ello, uno ha de regirse por ciertos dogmas tales como el omnipresente “¡media hora! ¡sólo media hora!”. No exagere, Vizconde; lo que quieres decir es que como siempre tales sucesos ocurren bajo la lente del “mañana-me-voy” o del “con-la-de-días-que-hemos-tenido…”

Así, la Marquese Mag de Gollightly y yo  nos predispusimos, cual altos ejecutivos, a tomar decisiones. Pergaminos en mano con las ideas previamente volcadas, pluma tachalotodo. Esgrime y elige. Así desechando ideas cuales números de teléfono (metonimia de cita), bien por complejas, bien por falta de interés; decidimos, determinamos, concordamos que lo más adecuado para el parto fotográfico era lo que sería el “café a toda costa”. Así, de paso, hacíamos honor a una de las máximas neobarrocas del verano: el “a tooooooooooooooooda costa”; y a nuestro siempre fiel café.

Por convenio mutuo, decidimos que en última instancia y si y sólo si había tiempo suficiente haríamos una segunda photosession (en la misma sesión temporal) dedicada al “queinnnntenta imitar… ¡a la máscara!”

Tras la movilización con el Hydroargentium a 41ºC a las 4 de la tarde, en la modalidad de “chicas y maletas” transporté el vestuario al salón de la marquesa. Vestuario que al final se resumió en una pajarita y una excelente camisa bordada de mi abuelo.

Atrezzo. Mesa aquí y mesa allá; colócate colócate. Una taza de cristal; y mírame y mírame.

 

Aunque parezca insignificante, la cantidad de muebles y peripecias que tuvimos que llevar a cabo, realmente se merecía el adjetivo de orogénico; a pesar del montaje relativamente sencillo.

Tanto es así, que entre tanto polvo (el menos placentero) la alergia durmiente se despertó de un sobresalto y al poco tiempo tuve que precipitarme en búsqueda de algún tipo de droga. Cetizirina.

Por puro rito y parafernalia invocamos a los dioses de la Ingeniería (¿Atenea?) para construir alguna suerte de trípode. Útil muy práctico dadas las siguientes circunstancias e infortunios:

a) Nuestro queridísimo T. no pudo atender nuestras peticiones en calidad de asistente, consejero y modelo; ni siquiera como público.

b) Adriana se echaba su Siesta Real y tampoco podía prestarnos ayuda divina.

c) Dado el planteamiento de algunas fotografías era estrictamente necesario el uso de un trípode.

d) Dada la creciente desaparición de la intensidad de la luz, era estrictamente necesario el uso de un trípode.

 

Llegamos pues, después de tal periplo que más que una cámara bendecida por Apolo, necesitamos un regalo de Atenea: próxima inversión… trípode. ¡A tooooooooda costa!

viernes, 3 de septiembre de 2010

La Preciocité: Ardores depilatorios

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Ardores depilatorios

Feliz en el invierno fui, mis pelos abrigan.

Ahora que es verano, soy una orangutana

y nada más salir a la puerta en la mañana

aquellos los zagales cogen escampavía*.

 

Véome las piernas, veo matojo de pelos.

Parecen saeteadas por miles de puyas

y el mozo dirá que son de verruga de bruja

¿qué puedo hacer de estos grandes peláncanos** negros?

 

Con grave urgencia y pipiherve, requiero cera.

¡clausura para estas patas mamarrachas,

playa ni plaza pisarán si siguen de macha!

¡ay! ¡ven esteticién y arráncame ya estas cerdas!

 

Toda asqueada, entre pelos como el tizón

a las mías ingles a mirar ni se atreve

porque a las gordas escarpias enconadas teme;

mas entre arcada y arcada, las quita de un tirón.

 

Tras tres horas trasquilando la gran pelambrera***

la inritación de aquella vida de chabacana*

al olvido queda, ahora soy una sultana

¡que nadie más me llame animal de la berrea!

 

*coger una escampavía: correr, huir de un lugar en cuestión.

**peláncano: Utilizado sobre todo el plural. Se refiere principalmente a los vellos localizados en las extremidades inferiores de aspecto grueso y desagradable.

***inritación: En el habla ubriqueña irritación. El círculo de La Preciocité piensa que el fonema /r/ fuerte, intensifica el significado de la palabra. Otros creen en la posibilidad de una influencia judeocristiana y la palabra sería una mezcla entre inri e irritación.

****chabacana: Mamarracha, con cierta connotación de disculpa hacia quien se refiere.