Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

domingo, 7 de marzo de 2010

Antonio, Cristina, Barcelona (I)

Del Vizconde de Watling a la marquesa de Mag:

Queridísima marquesa, siento una terrible amargura por hacerme reiteradamente la pregunta de no haberla complacido con el relato de mis últimas circunstancias.

Aprovecho pues, para comunicarle mi corta pero intensa estancia en la ciutat comtal, aquella que prematuramente me merece, al contrario que esta pequeña aldea en la que me ubico actualmente. Me declino pues, a manifestar mi más deleitosa intención de partir lo antes posible a una urbe situada en el s. XXI. La gente sedimentada en el s. XIX o XIV, me aburre hasta la saciedad. Sin embargo, esto es otro asunto de índole bastante diferente y que no nos interesa ahora.

En fin y empezando desde el principio, remóntome a dos semanas atrás: cuando decidí montar en el carruaje de aleación ligera de alas desplegadas. Mademoiselle Cristine me acompañaba, al igual que Vd. misma pudo haber hecho. Claro está, que con excusas no dignas de su intelecto, la propuesta rechazó. Y digo no dignas de su intelecto porque son tan poco elaboradas que paradójicamente caen por su propio peso. ¡Estragos los de la fuerza de la gravedad!

Tras una hora de transporte mecanoclásico (aún este mundo no se actualiza y por ende, no se decanta por los transportes mecanocuánticos); mis Ana Locking, agotadas de una ardua, ajetreada, burocráticamente tediosa noche, pero con su tiempo de gozo rememorando viejas amistades…; pisó tierra catalana.

No te sientas celosa, pero nada más llegar a mi dirección transitoria en La Rambla, no pude resistirme a las tentaciones de San Antonio: Metíme en la bañera de mínimos diseños rodeado de la paz del negro y del blanco porcelana. Líneas rectas. E invité en silencio a Locking a compartir el recipiente de porcelana. Con delicadeza y suaves tejidos húmeods opté por hacer vibrar su fatigada espalda de ebanistería reflactaria. No pude por otra parte, invitar a Mademoiselle que participara un poco, aunque fuera al menos de un modo un tanto voyeur. De hecho, captó en papel recubierto de sales de plata, la imagen de aquel momento. Aquí tiene la prueba, por si no me cree. Usted se lo perdió:

P2191380 P2191381

No entre en colera, ni deje que una reacción desembocante en celos altere su rostro o su espíritu: sólo se trataba de aquest mi calzado.

Sin embargo, yo también estaba cansado por unas 3 míseras horas de sueño. Ocúrreme todo por vivir en un planeta en el que los días duran la miseria de 24 horas… Así que dormí con la profundidad de la tormenta que barría con su terciopelo acuoso la metrópolis, erizándola con líneas azul traspuestas en blanco que eran precedidas por los gritos del orgullo de los Imperios atmosféricos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ya sabes que eres libre para comentar...