Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Diseño materializado en tarjeta

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Uno por fin entiende el porqué de que los diseñadores ingresen en sus cuentas el oro que ingresan o la cantidad de tiempo volcado  en sus trabajos, aun cuando la máxima sea “menos es más” (que diría la teacher-a de A.).

Dos semanas hace que mi persona se presenta en la ciutat comdal, bosque gaudiano, mañanas prematuras. Qué mejor urbe para presentar en societat aquel diseño en celulosa de lo que es mi tarjeta personal.

Muebles vintage, incluida cocina de juguete de la séptima década del  pasado siglo; y envoltura musical de sintéticas armonías: Róisín Murphy, Björk elevada al remix, The Knife… definitivamente “La penúltima” era el pub idóneo para la fluidez del tinto, burbujeante a la luz de la bujía. Pero también, perfecto para depositar una tarjeta translucida bajo la sujeción de un cenicero tras apagar las hebras de humo de un pitillo a la voga.

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