Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Eau de spot: "Aire Loco"



Loewe en cambio, propone un minimalismo futurista de mirada altamente penetrante y traspuesta, con trasfondo casi místico. Por supuesto, el trasfondo erótico, no se pierde de vista.



Y si en L'Ambrée el foco iluminador se basa en toques de fetichismo, lesbianismo y un poco de autocomplacencia, el prisma de Loewe es altamente voyeur. La fotografía se toma desde un plano externo pero que es capaz de captar y analizar los mínimos detalles no por ello olvidando la atmósfera gélida cargada.




Dos féminas alienadas de empastadas pestañas y cremosos labios ardientes se acercan a lo que parece una hermética sala de juicio, una caja fuerte.
Cabelleras rectilíneas, frías y futuristas hasta la antesala. Espaldas de escotes asesinos y la protagonista se adentra con piernas fatales ante los impasibles analistas de frías y perfectas rayas en sus peinados. El sonido es casi nulo.



La compañera observa con placer meditado la escena a través de una mirilla de la alumínica sala y con malicia, premeditación y alevosía airea micras de gotas del Aire Loco. Contacto con la rubia felina con ojos de medusa. Movimiento inestable cosido con una estética arritmia. El cauce culmina en el goteo de Champagne desde las alturas más estilosas del momento crítico. Contacto y contacto fresco sobre esa piel implícitamente ardiente cuyo Aire Loco, pliega a la figura y cuyo rastro elimina con su lengua. Suavidad suntuosa impregnada de unas pupilas km-étricas emperadoras de la lascividad. Toda ella se ladea hacia atrás con la visión más allá de la láctea vía, traspuesta en una muda catársis de neomisticismo. Aire contenido y despéganse sus labios vulcánicos de forma eterna, con los ojos plutónicos aún abiertos y más allá de Casiopea. El hierático comité, simplemente observa.
Sonrisa triunfante de su compañera.

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