Bienvenus, wellcome, bienvenidos, benvinguts:
He aquí un elemento diferencial del espacio-tiempo que trata absolutamente de nada. Pero donde no hay nada, tiene lugar de todo, aunque todo no valga. Dediquemonos con delicadas o extravoltaicas formas de aristocracia: no hay nada más democrático que el placer.

lunes, 21 de junio de 2010

El hombre y la Tierra

Telégrafo: “Pon la 2, están poniendo la sintonía de “el hombre y la tierra”. Madame d’Azur me lo comunicaba. Pero en primer lugar, sentía una gran pereza por hacer circular la electricidad por ese appareil y en segundo lugar, ni sabía a lo que se refería.

Sin embargo, toda una serie de conexiones sinápticas…

Muchas luces, mucha emulsión de tabaco en aire. La visión vibra a altas horas de la noche con vidrio cóncavo en la mano. Los oídos tocan diferentes modos musicales que terminan en una fusión orgiástica y sucia con el ruido humano. Risas vaporosas pero contundentes… Hasta que ves la escena de forma clara y distinta.

La música se para y parece que va a sonar esta otra  (la sintonía). Mirada de águila salida de su órbita. Inspección letal y el estereo-olfato alterado por las hormonas. pum purum-purum pum purum-purum. Iluminación focal y estratagema genital… voilà. Movimientos galopantes de mil caballos se precipitan en la explosión de la voluntad alienada por la bioquímica sexual. Cuellos, boca, marfil.

Todo vuelve a la normalidad en cuestión de segundos. Nadie, casi ni ellos lo recuerdan. Muchas luces, mucha emulsión de tabaco en aire…

El ambiente se vuelve a recargar a la espera de otra batida de alas, de una serpiente coral, de panteras en latex, o de una avalancha de velocirraptores sobre la señora…

[1 h later]

Acabo de encontrarme con D’Azur, y me ha recordado cómo le hacíamos la banda sonora a una pareja en la calle, una de esas noches a la vuelta a casa.

¡Cuantísimo daño hizo Félix Rodríguez de la Fuente, estos documentales… y esta sintonía tan descriptiva!

1 comentario:

  1. Me tomo la molestia de hacerle saber que el vídeo adjunto a este post no es el original del programa del genial Féliz Rodríguez de la Fuente. Quizás la que usted ha elegido sea una que sustituyó a la original debido a los impulsos de promiscuidad salvaje que desataba esa primera introducción al programa. En éste se proyectaban unas imágenes de dos cabras montesas que se peleaban. Sin duda marcaron mi infancia de por vida. Siempre me fascinaron esos animales.

    Sin más me retiro a alcanzar el séptimo sueño de la mano de Françoise Hardy (et les yeux dans les yeux... et la main dans la main...)

    Bona nit i ens veiem demà.


    Madame D'Azur.

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